El espectador entiende el giño escénico, desde el primer momento, cada vez que la actriz se quita el sombrero, hay un salto en el tiempo; ese es el elemento transformador. Vemos a Clorinda niña llorando la muerte de su madre, escuchamos la voz del padre que arreglo su boda con el comerciante inglés, quien la lleva a vivir a Tinta, un pequeño pueblito de los andes, Clorinda joven empezando a escribir, Clorinda madura recordando la guerra del pacifico y así quitándose y poniéndose ese simple elemento va atravesando la profunda historia de esta mujer.